Cierre de filas: funcionarios, catering y favores en un acto a puertas cerradas
La intendente Rosario Romero organizó un acto con acceso restringido en un camping de la ciudad, dirigido exclusivamente a funcionarios, dirigentes y algunos sindicatos alineados con el poder municipal.

Lejos de ser una convocatoria abierta a la ciudadanía o a la militancia genuina, el evento se pareció más a una reunión de autopromoción política que a un espacio de construcción colectiva.
Con discursos rancios y repetidos por las mismas figuras que llevan décadas ocupando cargos, el encuentro giró en torno al respaldo a la figura de Adán Bahl, ex intendente y actual precandidato, quien arrastra denuncias por la fantasmagorica obra de la planta de agua —que costó mil millones de pesos— y por su implicancia en la causa de contratos irregulares en la Legislatura entrerriana.
Según trascendió, la presencia de militantes fue mínima. Los únicos grupos organizados respondían al sindicato SUOYEM, que a decir verdad no se sabe si fueron invitados o si participaron de las tareas logísticas y de servicio. Una fuente presente afirmó: “Con toda la furia éramos 200, la mayoría llevados por el sindicato”.

Mientras se hablaba de gestión y compromiso, pocos mencionaron que la ciudad continúa con problemas estructurales graves: barrios enteros pasan semanas sin agua, el transporte público es deficiente, y la calidad de los servicios no se condice con los impuestos que pagan los vecinos.

Llamó la atención que, en lugar de abrir el espacio a la comunidad o a sectores independientes, la intendente eligiera rodearse de los mismos indecorosos nombres de siempre y de sindicalistas oficialistas como Fabricio Gómez y Jesús “Pepi” Núñez, quienes rápidamente como nefastos acólitos se pusieron “a disposición del Ejecutivo” y expresaron su respaldo al ex jefe comunal, evidenciando una red de favores políticos que se mantiene intacta, más allá de las denuncias o la falta de resultados para la ciudadanía.
